Fruto del sacrificio de Cristo

En el capítulo 12 del evangelio de Juan, Jesús explica de manera simple y eficaz su misión. Él dejó muy claro que los acontecimientos que en breve ocurrirían eran parte de un plan perfectamente elaborado por Dios. Y para que este plan lograse su objetivo era necesario que Jesús muriera en la cruz. Así como es necesario que el grano de trigo muera para que de muchos frutos, fue necesario que Jesucristo muriera por nosotros en la cruz y así diera su fruto. Pero, ¿Cuál es el fruto del sacrificio de Jesús? Es la salvación de todos aquellos que confían en Jesús. Si, Cristo murió para darnos el regalo del perdón de todos los pecados. Y esta salvación es para todos. Quien confía y cree que Cristo murió para pagar por nuestros pecados, tiene la salvación. Dios es justo. Él afirmó que el sueldo del pecado es la muerte, y, por lo tanto, alguien tendría que pagar con la muerte por nuestros pecados. Pero necesitaría ser alguien sin pecado. Entre nosotros, los seres humanos, no hay una persona sin pecado. Todos pecaron. Entonces Dios envió a Jesús, el Santo de Dios. Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, fue enviado con una misión definida. Dar Su vida para la salvación de muchos. Y Cristo cumplió Su papel. En aquel viernes, Él voluntariamente se entregó a la muerte en la cruz. Él sabía que era necesario morir para dar la vida a las personas. Él hizo eso por ti, por todos nosotros. Esta noticia no solamente toca a nuestro corazón sino que lo transforma. Con fe en Jesús, estamos completamente perdonados. Y gracias a Cristo tenemos la vida eterna. Nuestra salvación es fruto del sacrificio de Cristo. Acuérdate siempre de eso.

Oremos: Gracias, Señor Jesús, porque me perdonaste completamente. Sé que cometo muchos pecados. Ayúdame a confiar cada vez más en Ti y a compartir la alegría de la salvación para que más personas vengan a confiar en Ti como el Salvador. En el nombre de Cristo. Amén

“Os aseguro que si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo un solo grano; pero si muere, dará fruto abundante” (Juan 12:24)