Ser padre, un gran honor

Ser papá es un gran honor, sin duda. Es una gran responsabilidad, pues es cuidar de un regalo dado por Dios. Cada hijo es un regalo, una gracia regalada por nuestro amoroso Padre Celestial. Oír el dicho: “¡Yo te amo papi!” es algo que no tiene precio. El honor es tan grande que Dios quiere que lo llamemos Padre, pues Dios sabe de la importancia del padre en la vida de un hijo.

Dios no mira a sus hijos y dice: “yo te amo”. Él hizo y hace mucho más que eso. Él demuestra Su amor. La mayor prueba es que envió a Jesucristo para pagar el precio de nuestros pecados, para librarnos de la muerte eterna. Nuestro Padre cela por nosotros y perdona nuestras deudas. Por eso los padres pueden amar a sus hijos, pues nuestro Padre Celestial nos amó primero.

Oremos: Gracias, Padre Celestial, por nuestros padres. Perdona las debilidades de los padres y permite que papás e hijos vivan en amor y respeto. Amén.