Más preciosa que el oro y la miel

El oro, conocido desde la antigüedad, es considerado como uno de los metales más preciosos, y su valor fue utilizado como estándar para muchas monedas a lo largo de la historia.

La miel, conocida por su dulzura, es fuente de longevidad y de rejuvenecimiento. Los antiguos pueblos ya cultivaban este alimento tan importante en algunas culturas.

La pureza y riqueza de estos elementos sugieren la idea de un gran valor para quien hace uso de ellos. Aún más puro y dulce es el mensaje de Dios, que encontramos en la Biblia. Quien hace uso de el encuentra la paz verdadera que solamente Jesucristo puede dar. Las enseñanzas de Dios, en toda su pureza, además de ser atractivas, también son refinadas. La santidad y la pureza de Jesús llegan a nosotros por medio de estas palabras de vida. Si oro y miel son preciosos en este mundo, mucho más es la Palabra de Dios que trae comodidad, consuelo, paz, esperanza y vida eterna. 

Oremos: Señor Dios, como es preciosa y pura Tu Santa Palabra que me cuestiona, pero que también me libera. Yo te doy gracias por eso, en el nombre de Jesús. Amén.