¿Quién dirige tu vida?

Por naturaleza tenemos la sensación de que somos autosuficientes. Que solos somos capaces de llegar donde queramos, pero con el tiempo nos vamos dando cuenta que necesitamos de los demás. Y espiritualmente, nuestra dependencia es total. Si Dios no interfiere y dirige nuestra vida caminaremos a pasos largos hacia la desgracia. Por eso no quieras dirigir tu vida solo, no rehúses la dirección de Dios. Él sabe lo que es mejor para ti. Él sabía que tú solo no serías capaz de librarte de la culpa del pecado y por eso envió a Jesús. Acuérdate de la promesa de Dios: “El Señor cuida el camino de los justos…” (Salmos 1:6).

Ven, Señor Dios, y dirige mi vida. Pido perdón por las muchas veces que me olvidé de Ti y de Tu voluntad. Haz Tu voluntad en mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.