Nuestro refugio

Muchas personas no tienen un hogar. En las grandes ciudades existen centenas de personas que viven en las calles, enfrentando el frío, la soledad y la violencia. Muchos terminan envolviéndose en el mundo de las drogas para huir de su triste realidad. No tener un techo, un hogar o un refugio es muy triste. Ningún ser humano debería pasar por eso. Que Dios nos ayude a cambiar esta situación. Incluso nosotros, que tenemos un techo, muchas veces también nos sentimos como desamparados. No nos sentimos seguros delante de las dificultades. El lugar de trabajo muchas veces parece más un campo de guerra. En casa no hay paz, solo problemas y discusiones. ¿Dónde podemos encontrar refugio? La respuesta es Dios. “El Señor protege a los oprimidos; Él los protege en tiempos de angustia.” (Salmos 9:9). Jesús sabe lo que es vivir sin refugio. Dios lo abandonó en la cruz, y todo Él soportó, pues sabía que si no pasara por aquel sufrimiento, nosotros tendríamos que pasar. Cristo dio Su vida por nosotros. Confía en Él, pues Él es tu refugio seguro. 

Oremos: Bondadoso Dios, me siento muchas veces afligido por tantos problemas, protégeme Señor y líbrame de todo mal. Amén.