La vida eterna

¡Vida eterna en el Cielo! Palabras humanas encuentran serias dificultades para traducir esta realidad. El ser humano no consigue expresar la grandiosidad de la vida que tenemos en el cielo. No hay posibilidades de comparación con cualquier cosa aquí en este mundo. No hay nada en nuestra realidad de seres imperfectos y pecadores que pueda ser comparado a la vida delante del trono de Dios. Gracias al amor del Padre, podemos estar seguros de que allí también estaremos felices y alegres; no como resultado de nuestro propio esfuerzo o sacrificio, sino por causa de la fe en Jesucristo. Quien vive día a día esta fe, estará delante del trono del Señor.

Oremos: Tú eres digno, oh Cristo, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque fuiste muerto y con Tu sangre compraste para Dios el ser humano pecador. Gracias Señor. Amén

“Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna” (Romanos 6:22)