Ser hijo de Dios

Cuando alguien reclama haber sido excluido de alguna cosa, lo primero que dice es: “yo también soy hijo de Dios”. Las personas afirman que son hijos de Dios porque quieren ser tratadas con igualdad, con justicia. Las personas, en realidad, se convierten en hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Quien confía en Jesucristo es considerado por Dios como su hijo. ¿Por qué? Porque Jesucristo murió para salvarnos a todos. Y todo el que en él cree tiene la vida eterna y es considerado por Dios como un hijo suyo. Es el amor de Dios que nos convierte en hijos de Dios. ¿Quieres ser hijo de Dios? Confía en Cristo y verás que vale la pena ser hijo de Dios.

Oremos: Señor Dios, yo quiero ser tu hijo. Dame la fe verdadera y cúbreme con tu amor para que yo pueda ser un hijo que camina en tus caminos, aun en los momentos más difíciles. En nombre de Jesús. Amén.